Hace tiempo que venimos escuchando esto, pero cada vez es más evidente que la transformación digital de las empresas no es una opción, sino una necesidad. Este camino ya era imparable antes de 2020, pero la pandemia mundial lo ha acelerado y lo ha convertido en imprescindible. A la vez, la transformación digital y la sostenibilidad van de la mano en este nuevo paradigma en el que nos movemos, no pueden entenderse la una sin la otra.
Cuando hablamos de sostenibilidad, en este caso, nos referimos a dos vertientes: por una parte, sostenibilidad para la empresa, es decir, rentabilidad, y, por otra, sostenibilidad medioambiental. Así pues, el fin último de la transformación digital tiene que ser la sostenibilidad, en el sentido de introducir un cambio que mejore los procesos y los haga más eficientes.
¿Qué es la transformación digital?
Vamos a empezar aclarando un concepto tan vago como es el de transformación digital. La transformación digital de una compañía consiste en integrar la tecnología en las diferentes áreas de una empresa, cambiando la manera de hacer las cosas. Esto implica repensar y rediseñar los procesos de la empresa, mejorándolos gracias a las posibilidades que aporta la tecnología. Un error muy común es pensar que digitalizarse consiste en implementar soluciones de software, o en sustituir, por ejemplo, un archivo físico en papel por un mismo sistema de carpetas en un ordenador. Se trata de analizar cómo trabajamos, cuáles son los objetivos de los procesos que llevamos a cabo y ver cómo la tecnología puede ayudarnos a optimizarlos.
Por ello, una parte muy importante de la transformación digital es la transformación de las personas y de la cultura de la empresa. La digitalización no es algo que pueda adquirirse ni que se asimile de manera espontánea. Es necesario que los miembros de la organización la entiendan, la interioricen, vean sus ventajas y, así, saquen todo el partido a las herramientas que tienen a su alcance. Sin un cambio de mentalidad, la transformación digital de una empresa no tendrá éxito, aunque cuente con las soluciones digitales más avanzadas.
Además, la transformación digital hay que entenderla como un proceso. Por una parte, porque todo cambio cultural y de mentalidad lleva su tiempo. Por otra, porque a la velocidad a la que avanza la sociedad en la que vivimos, seguramente nunca podremos darla por terminada. Siempre aparecerán actualizaciones o nuevas soluciones que nos pueden ayudar a mejorar. Y, como la sociedad cambia y los clientes cambian con ella, las empresas tienen que seguir adaptándose.
¿Por qué es necesaria la transformación digital?
A estas alturas, quizá tiene poco sentido hacerse esta pregunta, pero vamos a tratar de responderla con datos. Según mostraba un estudio realizado por el Massachusetts Institute of Technology en el ya lejano 2017, las empresas más tecnológicas serán las más rentables y conseguirán que sus clientes estén más satisfechos.
En la actualidad esta afirmación sigue siendo vigente. Un estudio más reciente elaborado por Accenture concluye que las empresas que lideren la adopción digital y las prácticas sostenibles tendrán tres veces más posibilidades de recuperarse y de salir fortalecidas de la pandemia. La digitalización es la clave para que las compañías ganen en competitividad.
Transformación digital y sostenibilidad
Así pues, ¿cuál sería el vínculo entre la transformación digital y la sostenibilidad? Evolucionar hacia un modelo de crecimiento sostenible no se entiende sin hablar de transformación digital.
El fin último de la digitalización no es desarrollar las nuevas tecnologías porque sí, sino para hacernos la vida más fácil. Las diferentes soluciones de transformación digital consiguen optimizar los procesos de las empresas, hacerlos más eficientes y más rápidos y aumentar la productividad. De esta manera, las empresas aseguran su rentabilidad y su supervivencia en un entorno altamente competitivo.
Además, la digitalización también es sostenible medioambientalmente, puesto que ahorra recursos a las empresas. En primer lugar, las herramientas de transformación digital ahorran papel y costes de impresión, al sustituir los folios impresos por documentos digitales. En segundo lugar, las soluciones de videoconferencia ahorran desplazamientos y su consecuente contaminación. Pero si hay una tecnología que destaca por su sostenibilidad medioambiental es la migración a la nube.
La sostenibilidad y la nube
No nos engañemos, digitalizar los procesos y los documentos tampoco implica que sean totalmente inocuos para el medio ambiente. El uso de la nube, por ejemplo, debe tener en cuenta las emisiones de carbono que implica y cómo reducirlas. Sin embargo, es posible mejorar el índice de uso de los servidores, o escoger energías no contaminantes y opciones de mayor eficiencia energética en las infraestructuras, por ejemplo. Esto puede suponer una diferencia importante.
Además, existen proveedores de nube que potencian estos factores, para facilitar que sus clientes puedan reducir sus emisiones. De hecho, según el estudio de Accenture, la migración a la nube puede llegar a suponer hasta un 65 % de reducción de consumo energético y un 84% de emisiones de carbono. Utilizando aplicaciones sostenibles, esta reducción puede llegar hasta el 98%.
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